viernes, 31 de enero de 2014

La gran zancadilla



Se la han puesto a Pedro J., quien lleva ni se sabe señalando a los malhechores, denunciando a los fulleros, clamando de modo contundente contra los desgraciadamente numerosos canallas que echan a perder nuestras vidas.
Desde luego no era imprescindible que soltara por la Red esa cita en habla inglesa que, aunque oportuna, lo embaraza por un momento con la tentación pedante, “snob” (¿ves, Pedro J.?) Pero hay que estar con él, por su talla de periodista valiente y su lengua mayormente lampiña.
La prensa de papel ya no es rentable y, en el vértigo salvaje de esta sociedad que cambia a la despiadada e inhumana velocidad de la luz, también será imposible contabilizar las bajas, los destrozos, los profundísimos desajustes que son el precio que nos espera.
Pero la zancadilla que comentamos viene a lomos de otros vientos.

jueves, 30 de enero de 2014

Por televisión



Deploro no haber sabido nada, hasta anoche, de Augusto Dalmau quien con sencillez vive su coherencia, su decencia de ciudadano de bien, español y catalán al tiempo, su valeroso hablar claro de cuestiones esenciales.
Pintor excelente de nobles y hermosas escenas de temática bélica, militar (nada que ver con los timadores que nos infieren sus inexplicables y presuntuosas manchas abstractas, casi siempre insoportables en su fealdad), me deja en este momento como resuelto y agradecido admirador de su arte y de su actitud tranquila y libre que le decidió a encontrar en Valladolid el aire limpio que escasea entre los renegados.

Y me da un punto de satisfactoria energía que unos chicos jóvenes, jinetes hábiles y ágiles del caballo loco, aunque poderosísimo, que es “Internete” hayan puesto en marcha Despilfarro Público.com, con un éxito inmediato y arrasador, como una señal luminosa de que la tribu cada día está para menos parches.
Huele a tiempo de fulminantes sorpresas, de posibilidades acaso esperanzadoras.
Ojalá den buenos frutos.          

miércoles, 29 de enero de 2014

Las consecuencias



Personas relevantes en las filas del PP están abandonando el equipo o distanciándose de él. Cabe suponer que después de un considerable tiempo de reflexión, de un paciente margen de espera. Y en algún caso concreto, Vidal Quadras por ejemplo, tras haber manifestado de modo público y brillante, por diversos medios de comunicación, las razones de su descontento con el rumbo modificado de estos populares “light”.
A juzgar por lo que vemos, no es que aquéllos constituyan el “ala dura”, por más que muchos interesados describan así el fenómeno: mucho más verosímil, más cierto, parece que es el llamativo desplazamiento del PP hacia la tibieza y la ambigüedad de un “centro” que casi nada va conservando ya de derecha lo que ha terminado por desencantar a muchos electores y a bastantes dirigentes.
El incumplimiento del programa electoral (que proporcionó al PP la mayoría absoluta), en temas además centrales, importantes, ha dado motivos para este principio de posible desbandada. Y para que se quiera construir una verdadera y necesaria representación de la derecha que, a medida que supere inoculados complejos, plantee su idea de España; idea que le corresponde y cuya legitimidad no puede ser tenida en menos que la que, con arrogancia y elaboradas, insistentes manipulaciones, siempre esgrime la izquierda, presumiendo con cierto cinismo de honrada, bendita y única opción.
Que es tener mucho morro, con todo lo que hemos visto y vemos.

martes, 28 de enero de 2014

El mundo es un pañuelo



Habibi.
La primera noticia que tuve de él me la proporcionó Budaudi, a quien conocí durante el servicio militar, entonces obligatorio, que nos hizo coincidir en el Cuartel de Instrucción de Marinería de San Fernando, Cádiz.
Me habló entonces de Habibi, remoto pariente suyo y emprendedor comerciante, de antiquísima familia nómada que, siglos atrás, se estableció en la antigua Constantinopla para luego ocupar de forma continuada espacios en el Gran Bazar que fundara Mehmed II, y que originaron (orfebrería, alfombras) una dilatada y duradera fortuna.
Descendiente cosmopolita y lejanísimo de aquella acreditada gente (que, lo que ahora parece increíble, conoció las dunas implacables al sol de los desiertos, en sus caravanas viajeras, y las estrellas innumerables de sus noches de ensueño), Habibi lleva varios años instalado en España, donde es propietario de una “boutique” de extraordinario éxito que cuenta con dos sucursales, en Ibiza y Torremolinos respectivamente, especializadas en la venta de “burkas” de diseño, prendas masivamente solicitadas por lugareñas y visitantes internacionales.
A través del “Internete”, Habibi, conocedor de mi coincidencia antañona con Budaudi, amablemente me ha informado del nombre que recibe la pañoleta palestina que cité, pocos días atrás: Al – Hatta o Kefia.
También ha causado mi asombro saber que unos primos suyos de igual nombre, Habibis, regentan un taller de mecánica y electricidad del automóvil en una ciudad cercana a Madrid.
Habibi, qué moro tan “salao”, decían, creo, las huestes ilustres de Joaquín, ínclito músico y sagaz maestro del sonido.

lunes, 27 de enero de 2014

La ilimitada frescura de los pastores



La costumbre ya acreditada de años en que, contra la tradición, las instituciones encargan el cumplimiento de determinados servicios a empresas particulares, no ha redundado, ya lo temíamos, en mejor atención al ciudadano. Uno que otro ejemplo.
Cuando se vio claro que – por impotencia o falta de medios, vaya excusa – no había intención suficiente de mantener la seguridad ciudadana (es decir, el control de los delincuentes y la prevención eficaz de los delitos), se dio rienda suelta a la contratación de vigilantes jurados en bancos, centros públicos, urbanizaciones y así, que ya fue llamativa salida: pagar guardias alternativos y privados después de sostener a la policía, guardia civil, municipal, etc. parece suculento e impropio despilfarro.
En la misma o similar línea, el personal está más que harto de las huelgas, cuando no la inoperancia o la negligencia, de los servicios de recogida de basuras: como el tema se ha “resuelto” con contratas, en caso de conflicto económico/laboral (que ya se han vuelto endémicos) no hay forma de obligar al cumplimiento de lo pactado. Eso sí, el funcionamiento deja escandalosamente que desear pero las tasas correspondientes han ido subiendo con sostenido y espectacular descaro. La guinda fue la ordenanza de que, so pretextos ecológicos, el contribuyente, además de pagar lo que arbitrariamente se le manda, colabore por el morro y sin contrapartida a la separación de residuos, rentable en todo caso sólo para el gremio de recicladores profesionales.
Hay más asuntos, y todos tienen un sospechoso trasfondo que atufa a comisiones. Conque no es raro que se piense que la frescura de nuestros pastores no tiene límite.