jueves, 4 de mayo de 2017

Primera plana

¡Qué sobresalto, my God!
Pensamos que era llegada
la ocasión y la llamada:
Su Graciosa Majestad,
recibiendo la cornada
postrera con que la Muerte
-- en la suerte de matar --
nos pone en la encrucijada
al final de la jornada.

En vilo los noticieros,
desde las primeras horas,
pregonaban agoreros
negras eventualidades:
la salud, a esas edades,
no está en su mejor aurora.
Y aunque los alabarderos
alrededor del Palacio
impertérritos seguían,
se inquietaba el gallinero
más deprisa que despacio
formulando profecías.

Aclarado el terremoto,
los mensajeros sosiegan:
si hay ginebra en la bodega,
ella está como una moto;
y un propio comunicado
nos dice que es el Consorte,
con su luminoso porte
de medallas y entorchados,
quien, justamente cansado,
inicia la retirada.
¡Menos mal que no fue nada!

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