miércoles, 17 de enero de 2018

Martillo, yunque, lenticular y estribo

Que las facultades se van desvaneciendo (con el tiempo, con el uso) no parece realidad discutible.
Y así, nos llega la noticia perturbadora aunque no imprevisible de que Eric Clapton, guitarrista de pro y notable autor de canciones que sabiamente ha ido componiendo a su medida, se está quedando sordo. Mucho ha llovido desde los años en que sus más fervorosos idólatras estampaban por las paredes una afirmación tan categórica como sacrílega que con amplia hipérbole lo nombraba Dios. Y ahora no sabemos qué habrán de reflejar esos "grafiteros", si es que alguno queda que todavía no ha sido llamado a rendir cuentas de su alma.
Eric, no estás solo en el asunto. De mí puedo decir que tiempo ha que recorro con cierto desaliento los pasajes en sombra de ese laberinto. Y con todo, excusas aparte, no debemos soslayar que hay voces veladas, como la de la Grisso, y dicciones atropelladas, al lado de incompetentes técnicos de sonido que o no colocan sus artilugios debidamente o que, de manera sangrante, ignoran las casi infinitas posibilidades de la ecualización. Y que este fatal desconocimiento sea imperdonable y moneda corriente en los "platós" de televisión, en la radio y, para más inri, en bastantes padecidos estudios de grabación (cuando los frecuentábamos), no disculpa a ninguno de esos torpes responsables.
Luego están los "chifles", las voces de estridente pito de tantas, sobre todo, y tantos reporteros, corresponsales y demás fauna.
Mas hay un detalle magnífico, asombroso, digno de examen y glosa: a poco que Vuesas Mercedes se fijen, no existe político que antes y durante sus lamentables y pomposas arengas de mediocres seudo-oradores, no corrija con firme mano la posición en la que encuentra ese par de mínimos micrófonos de diseño, previamente instalados en el atril. Porque ¡ellos sí que saben!
De eso y de todo lo demás. 

1 comentario:

  1. ¿Y qué me dice Vuesa Merced de esa forma en la que algunos, tras sus intervenciones parlamentarias, tumban el micrófono violentamente?
    ¡Tal mismo que lo hubieran pagado ellos!
    ¡Ay, Señor! Da paciencia a Pionono

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